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sábado, 19 de abril de 2008

Vestigios de una civilización milenaria



L. Díaz F. Albo
Localidad:
monforte

?as sepulturas prehistóricas halladas en Bóveda parece corresponder al tipo de enterramiento característico de la cultura conocida como campos de urnas
, que surgió en el siglo XIII a. C. en la Europa centro-oriental y se propagó a diversas regiones del continente. Este término, una traducción de la voz alemana Urnenfelder
, alude precisamente a las costumbres funerarias de aquella civilización, que solía incinerar los cadáveres y guardar las cenizas en urnas de barro que después eran enterradas. En sus necrópolis aparecen a veces considerables cantidades de urnas.
La cultura de los campos de urnas fue identificada por primera vez en la región de Lusacia, en la Alemania oriental, entre los ríos Elba y Oder. Posteriormente se encontraron numerosos yacimientos en el norte de Suiza, el este de Francia, el Tirol, Italia y otros países. En la Península ibérica -donde fueron localizados por primera vez en los años 30 por el célebre arqueólogo Bosch Gimpera- estos enterramientos se concentran sobre todo en Cataluña, el valle del Ebro y el norte de la Comunidad Valenciana, aunque también han aparecido de forma dispersa en otras regiones. En Galicia, al parecer, no hay constancia de yacimientos de este tipo, aunque los especialistas creen que esta civilización influyó de diversas maneras sobre los antiguos pobladores del noroeste. Todo parece indicar que esta cultura fue traída a la Península por olas migratorias procedentes de Europa central que llegaron a través de los pasos de los Pirineos orientales en torno al año 1.100 a. C.Por lo que respecta al origen étnico de los portadores de esta cultura, los prehistoriadores han formulado teorías de todo tipo. Algunos estudiosos los consideraron antecesores de los germanos y otros los relacionaron con los eslavos, mientras que otras hipótesis los vincularon con los ilirios y los tracios, antiguos pueblos de Europa oriental. Desde hace ya mucho tiempo se les da generalmente la denominación imprecisa de protoceltas. Su supuesta relación con los celtas -defendida, entre otros por Bosch Gimpera- también ha dado pie a innumerables discusiones. En cualquier caso, el hallazgo de Bóveda podría tener una notable importancia para el estudio de la prehistoria gallega. Según indican algunos investigadores, uno de los principales obstáculos para profundizar en el conocimiento de los últimas fases de la Edad del Bronce en Galicia ha sido precisamente la ausencia total de yacimientos funerarios de esa época. Tal vez estas sepulturas podrían aclarar bastantes cosas a los especialistas.
La asociación Amigos do Patrimonio de Lemos denunció ayer el impacto de las obras que se realizan en la vía del tren a la altura de A Cha, en el municipio de Bóveda, sobre un conjunto de sepulturas posiblemente de la Edad del Bronce. Los trabajos, que dan continuidad a anteriores reformas motivadas por desprendimientos en el talud de la vía férrea, se realizan esta vez sin los precepctivos controles arqueológicos, según comprobó el colectivo.
La última fase de las reformas en la vía entre Monforte y Sarria se inició el pasado 30 de enero, como consecuencia de los desprendimientos provocados por la lluvia. Consiste en levantar un escalón, mediante el uso de maquinaria pesada, en la margen derecha del trazado, en dirección Sarria, para prevenir posibles accidentes por los derrumbes.A juicio de Amigos do Patrimonio, en la realización del proyecto «non se cumpriron unha serie de cautelas necesarias en atención ás características específicas do lugar, xa aplicadas noutras ocasións».
Restos catalogados
Los controles arqueológicos que se realizaron en la zona de A Cha cuando se construyó el nuevo trazado de la línea ferroviaria, apenas a cuatro metros de una necrópolis tumularia catalogada, sacaron a la luz una treintena de fosas excavadas en el sustrato. Las oquedades descubiertas, identificadas como sepulturas de la Edad del Bronce, fueron investigadas en su día por un equipo de arqueólogos.
El pasado verano, una serie de desprendimientos producidos en la vertiente izquierda de este nuevo trazado fueron reparados por el mismo procedimiento que se está empleando ahora. No obstante, entonces «xa polas evidencias da existencia de estructuras arqueolóxicas, xa pola obriga da Xunta de Galicia de realizar controles arqueolóxicos en obras destas características, os traballos realizáronse baixo a supervisión dun arqueólogo», subraya la asociación.Aunque la fase que se inició hace una semana es de idéntica naturaleza y ocupa el espacio físico inmediato a la anterior, Amigos do Patrimonio denuncia públicamente que «a realización das obras actuais non conta co necesario control arqueolóxico, xa que a súa execución non foi avisada pertinentemente».La asociación precisa que en ningún momento discute la necesidad de las obras que se están realizando, ni tampoco la opción elegida para solucionar el problema de los desplomes en la vía del tren.Subraya, sin embargo, su «descordo e descontento ante unha nova e innecesaria omisión na defensa do noso patrimonio, máis a sabendas, por reiterado, da necesidade de realizar un control de obra arqueolóxico durante as obras de desmonte, para, deste xeito, poder recoller toda a información posible das novas estructuras funerarias que poideran ter aparecido».Desde su punto de vista, «o control de obra e recollida da información poderíanse ter realizado á vez que as obras, sen paralizar estas en ningún momento, polo que consideramos a omisión desta obriga como inadmisible».

Tomado de: http://www.lavozdegalicia.es/hemeroteca/2003/02/06/1477434.shtml

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